Ya el verbo no era vomitar, era apaciguarse y creer. Devolver para vaciarse y ahí prenderse como un alfiler de la inutilidad y el tiempo congelado, los preceptos apostólicos y las verdades a medias. Un alfiler para sangrar y constatar. Dixit. No, gracias, siguiente pregunta.
-Y la incomodidad del silencio? La falta de respuestas?
-Inconcebible. Yo no tengo mecanismos pues soy el fin mismo, en mí misma muero y renazco permanentemente; exhibiendo mis carnes como un trofeo de la devoración.Son mi trofeo y yo soy mágica!
-No. Tu eres una mujer descalza de ojos tristes y nada más que eso. No necesitas nada más que eso!
- Quisiera vaciarme hasta volverme transparente y despertar rodeada de rosas. Pero no puedo, Mi boca late de falsa desesperación: dónde abrá un hueso para roer y anclarme posesiva? Sin lastimarme las rodillas y el pecho el ascenso carece de diversión. Mis manchas atestiguan mi dolor gozoso. Soy un páramo.
- No!! Eres un valle tranquilo a lo lejos, las manos blancas tendidas hacia arriba y siempre corriendo hacia el viento.
- Me refuso a imaginar ese paisaje. No soy un animal feliz. No soy mujer, soy bestia! Porqué debo llorarme entera para que lo comprendas?
- Lo comprendo. Quiero que tomes mi mano y dejes de sollozar, yo estoy contigo porque yo soy ella, y juntas somos una.
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