Esa suave mano me descolocó, luego de horas de hablar de cuerpos ausentes, de muertes y devoración, de patrones inquebrantables y juramentos kármicos... esa mano soñadora y blanda. Y con ella la plasticidad y el silencio.
A veces, como Teresa que se mira al espejo desnuda en busca de su alma, me quedo helada contemplando una imagen de mí misma.
¿Qué pasará el día que el cuerpo anquilosado sea pulverizado de una vez y para siempre? ¿Adónde iremos a parar con nuestra soledad yo y mi cuerpecito real? Pienso en el mar, como pasada por agua y recuerdo la imagen de algún haikú: el viento por fin atraviesa mi alma.
1 comentario:
pensando en el alma que por pensar no es alma, lo dijo charly
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