En el ojo de mi mente eres como un antílope perlado.
Corres fluorescente entre cardos y cardamomos y sin reparo,
Corres fluorescente entre cardos y cardamomos y sin reparo,
de día pareces mío
pero-de-noche-no.
Muerdes la luna y también corres tras ella como si fuera una mujer,
siempre apurado con flores en la manos.
Te agitas, te olvidas de ti mismo
y vuelves, desintegrándote en una boba magnolia verde.
Y yo sueño obsesionada sueños sin contenido más que tu rostro reflejado en el mío,
mientras tu gran diente blanco crece afilado.
Es que cuando pasas revoloteando,
así, sin querer pero queriendo, como un pájaro,
los abedules de mi corazón se resquebrajan plateados
y ya no tienen asidero.
pero-de-noche-no.
Muerdes la luna y también corres tras ella como si fuera una mujer,
siempre apurado con flores en la manos.
Te agitas, te olvidas de ti mismo
y vuelves, desintegrándote en una boba magnolia verde.
Y yo sueño obsesionada sueños sin contenido más que tu rostro reflejado en el mío,
mientras tu gran diente blanco crece afilado.
Es que cuando pasas revoloteando,
así, sin querer pero queriendo, como un pájaro,
los abedules de mi corazón se resquebrajan plateados
y ya no tienen asidero.
Hay en tí un océano que los deja como atontados,
bamboleantes y ciegos.
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